Como señalamos en la entrega "La transformación de los vinos Caroyenses", el nuevo perfil que adquirió la actividad vitivinícola durante la década del 2000, aumentó la competitividad de los vinos caroyenses en los lustros siguientes.
En concreto, el conjunto de productores caroyenses, introdujo al mercado nacional vinos finos, en poca cantidad, pero con mucha calidad.
Ese minucioso trabajo surtió efecto: un enorme causal de reconocimientos en concursos nacionales, internacionales, y grades críticas en medios de comunicación especializados.
De esta manera, la comunidad no solo se sobrepuso a una crisis histórica del sector, también reposicionó a Colonia Caroya en el mapa del mundo del vino.