De un tiempo a esta parte, los debates de género han poblado muchísimos territorios: conversaciones con amigas, mesas familiares, ámbitos de trabajo, medios de comunicación, manifestaciones públicas, entre otros. Sin embargo, aún no se da en grupos de hombres: ellos no problematizan lo suficiente ni el machismo, ni el feminismo. La innegable emergencia de violencia de género, expresada en su último eslabón –los femicidios-, nos compromete a todos y a todas sin excepción y nos arroja a una sola opción: el mundo así como está, tiene que cambiar. Y eso me recuerda una expresión: “la revolución será feminista o no será”.
Ahora bien, el feminismo –pareciera- que no está del todo bien visto (¿por quienes y por qué?). Esta corriente de pensamiento histórica y diversa, no es un enlatado ideológico; al contrario, se encuentra en permanente construcción y discusión, tanto para adentro como para afuera de él mismo. Pero a la larga, es simple y tod*s deberíamos ser feministas: buscar la igualdad entre hombres y mujeres en un mundo que históricamente ha hecho de los primeros “el sexo fuerte” y de las segundas “el sexo débil”.
Esta diferencia tan ‘extrema’ entre unos y otras, hoy no goza de legitimidad ni de aprobación social. Sin embargo, nos siguen matando y tanto hombres como mujeres somos proveedores constantes de prácticas machistas que perpetúan ciertas injusticias que nos pujan diariamente. Y aunque los procesos sean largos y lentos, cuanto antes empecemos mejor. El feminismo es la fiesta a la que siempre estás invitado. No seas bobo, no es sólo cosa de mujeres. En esta línea de pensamiento vengo a decir lo que siento. A pesar de que el machismo está mal visto, a todos y todas nos habitan costumbres y prácticas de la cultura patriarcal que nos parió. Hijos de macho e hijas de puta, hoy el género está en disputa y en esto no podemos ser tibios: erradicar la violencia de género es la tarea. Y no hace falta que seas un enfermo para que ejerzas abuso de poder sobre una mujer; con el cotidiano ya alcanza y hasta a eso le decimos BASTA.
Luis Bonino (*) es un psicoterapeuta especialista en masculinidades y relaciones de género que planteó el concepto de microMachismos (mM) entendiéndolos como “actitudes de dominación ‘suave’ o de ‘bajísima intensidad’, formas y modos larvados y negados de abuso e imposición en la vida cotidiana. Son, específicamente, hábiles artes de dominio, comportamientos sutiles o insidiosos, reiterativos y casi invisibles que los varones ejecutan permanentemente. Son de tipo micro, del orden de lo capilar, lo casi imperceptible, lo que está en los límites de la evidencia”.
En todos los ámbitos en los que desarrollamos nuestras relaciones inter-personales, los mM existen. Muchos son inocentes e involuntarios, pero igual nos hacen daño. Y con ello no es que responsabilice a los hombres. No son (sólo) ellos, sino el “efecto de socialización de género” en el que existimos que disfraza lo cultural de natural. Apelo a la acción para que cada cual -desde su lugar- haga el esfuerzo de ejecutar un trabajo de autocrítica que culmine en reconocer y desenmascarar aquello que tiene que caducar para un mundo más igual ver madurar.
Conoces el significado de la Autosemejanza? Es cuando la parte es igual al todo. Vos fijate, compañero, que tus micromachismos me saben a machismo entero.
“Ese disponer de la mujer es una de las prerrogativas, ventajas o privilegios incuestionables que muchos varones aún creen merecer de forma natural e incuestionable. De ella derivan muchas otras tales como el sentirse con derecho a estar disponibles para sí sin rendir cuenta, a tener la razón sin demostrarlo, a no ser opacado por una mujer, a ser reconocido en todo lo que hacen, y a que lo suyo no quede invisibilizado; a ser escuchado y cuidado, a aprovecharse del tiempo de trabajo domestico femenino y -por supuesto- a forzar e imponerse para conseguir los propios objetivos. Desde este punto de vista, los mM son uno de los modos masculinos más frecuentes de ejercer, no solo abuso sino la defensa de estos privilegios de género” (Luis Bonino; 2004).
No hace falta que seas golpeador ni femicida para que ciertos actos conserven un clima de desventaja hacia las mujeres. Cagón. Son detalles que funcionan como “obstáculos y resistencias para la igualdad” que nos dañan a nosotras, y por colación, a ustedes también.
El autor enumera diversos tipos de mM. Estos son:
- Utilitarios: aquellos que fuerzan la disponibilidad femenina y se aprovechan de aspectos “domésticos y cuidadores” del comportamiento femenino tradicional para aprovecharse ellos.
- Encubiertos: los que abusan de la confianza y credibilidad femenina ocultando su objetivo. Llevan a la mujer a coartar sus deseos y a hacer lo que no quiere.
- De crisis: fuerzan la permanencia en el statu quo desigualitario cuando éste se desequilibra, ya sea por empoderamiento de las mujeres o por disminución del poder varonil.
- Coercitivos: sirven para retener poder a través de utilizar la fuerza psicológica o moral masculina.
Así que ya sabes... si le pides a tu hermana que te planche la camisa, si siempre esperas que tus amigas levanten la mesa, si andas “piropeando” minitas por ahí, si tu madre te lava-cuelga-levanta y plancha la ropa; si la chamuyas de más para convencerla de algo que ella no quiere, si tildas de ‘loca’ a una mujer que se defiende, si te haces el enojado sólo con fines de que ella ceda a tus objetivos, si te comportas demasiado paternal con ella, si la ves como un objeto sexual, si reenvías los videos porno, si no le parás el carro a otro hombre cuando se desubica, si restringís su capacidad de decisión, si le prometes cosas que sabes no vas a cumplir sólo para que ella siga ahí, si te pones de malhumor manipulativo, si te haces el inocente y no asumís tu parte, si tenes “olvidos selectivos”, si te reís con tus amigos a costa de la intimidad de una mujer, si abusas de ella… el detector de mM alerta, porque –afirma Bonino- “todos a su forma buscan disminuir la libertad de elegir y decidir femenina”. Si te cabe, te cabe.
Hacia dónde vamos? Nuevas Masculinidades
Amigo, hermano, padre, amado, conocido o por conocer, te has preguntado tu rol en el feminismo? Las mujeres te pedimos que saques los ojos de tu ombligo y puedas reconocer que tu seguridad y la nuestra no es la misma, ¿por qué? No nos critiques ni nos llames exageradas. Dejate sensibilizar, no tengas miedo del qué dirán. Reemplazá el porno comercial por unas buenas conversaciones sobre el rol de los hombres. Armá el debate, no la dejes pasar. El machismo ya no garpa, eso déjaselo a tus abuelos y que en paz descansen. Atrévete. Únete a nuestros reclamos, no seas cómplice. Aprendé a escucharnos, ejercitá la comprensión, que si gritamos no es por gusto, es por desesperación. A nosotras no nos interesa quién la tiene más larga ¿y a vos? Salite del rol de macho duro que el sistema te dio; verás cuánto mejor estaremos, vos tu madre tus amigos tus hij*s y yo.
(*)Luis Bonino (2004) “Los Micromachismos”
*Comunicadora Social